Finalmente el congreso de los EEUU ha decidido, como era previsible, aumentar el techo de su deuda en casi 500 mil millones de dólares hasta diciembre (1). Por lo menos, en cifras oficiales, esa deuda asciende a más de 20 billones de dólares por lo que representa más de un PBI entero. Es decir, si se decidiese a emplear todo lo producido en un año para saldar sus cuentas con sus acreedores, al venido a menos Tío Sam no le alcanzaría. Además, hay que decir que, mientras el dólar siga siendo la divisa de intercambio más extendida en el comercio mundial, es muy difícil que los EEUU entren en default puesto a que son los dueños de la imprenta en donde se fabrican los papelitos verdes. Eso sí, su valor no tiene respaldo en la producción y el uso abusivo de la imprenta está trayendo las consecuencias esperables: el dólar se está devaluando a niveles que no se habían visto en los últimos 30 años (2). Vale la pena preguntarse por qué la deuda sigue aumentando en un país donde el gasto social es relativamente bajo comparado con otros, teniendo en cuenta que tanto la salud como la educación, en gran parte, son privadas. Cuando se observa cuál es el presupuesto que no deja de aumentar colosalmente, el destinado al gasto militar, se encuentra la respuesta que también explica por qué la burguesía financiera imperialista está empeñada en crear nuevas guerras, desestabilizar países y sostener una tensión constante con las potencias como Rusia, China y sus socios, agitando distintos fantasmas y utilizando todo su aparato de desinformación masiva.

Los últimos sucesos con respecto a Taiwán, en donde los EEUU vienen metiendo sus narices hace años y cuya injerencia ha sido denunciada reiteradas veces por China, son un ejemplo de lo descripto (3). Recientemente se ha descubierto que las fuerzas especiales norteamericanas han estado entrenando en secreto al ejército taiwanés (4). China, que tiene un conflicto con la isla porque la reconoce como territorio propio, rechaza, con justicia, cualquier tipo de intromisión de terceros. Otro ejemplo es la nueva reubicación de las tropas por parte de la OTAN en las cercanías del territorio ruso lo cual configura una nueva provocación denunciada recientemente por Sergei Lavrov, ministro de asuntos exteriores del país eslavo (5).

En Europa se sigue dando la disputa entre los EEUU y el bloque conformado por Rusia y China. Estados Unidos tiene poco y nada para ofrecerle al viejo continente, salvo más y más especulación. El bloque ruso-chino mantiene cada vez más relaciones comerciales y políticas con los países que conforman la UE. Al respecto, en Alemania (primera economía europea con la mayor capacidad productiva) es posible que el partido socialdemócrata, en alianza con otros partidos, logre formar el gobierno luego de erigirse como la primera fuerza en el parlamento (6). Es probable que el acercamiento a Oriente sea mayor en la misma medida al alejamiento de la batuta de Washington. En ese sentido, el reciente anuncio de Rusia del aumento de la producción de hidrocarburos, frente al aumento en el precio del gas, es una demostración de que sigue siendo el principal proveedor de Europa, propenso a acuerdos de mutuo beneficio con los demás países (7). Si bien al corto plazo el aumento del precio sería beneficioso para Rusia, a largo plazo sería perjudicial incluso para ellos mismos.

En Medio Oriente, el desarrollo de la situación sigue yendo en desmedro de la alicaída hegemonía de la burguesía financiera imperialista. Irán, cada vez más fortalecido y con lazos más firmes con Rusia y China pues es ya miembro pleno de la Organización de Cooperación de Shangai, le está exigiendo a EEUU que retire todas las sanciones contra su país si es que quiere restablecer el acuerdo nuclear del que la administración de Trump se retiró años atrás (8). Mientras, los EEUU junto con Francia, Inglaterra y Alemania pretenden, con poco éxito, monitorear a través de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) el desarrollo nuclear de ese país, las autoridades persas denunciaron ante el organismo de la ONU su doble rasero puesto que a Israel, socio de los yanquis y alfil del imperialismo en Medio Oriente, no se lo inspecciona a sabiendas de que posee, efectivamente, armas nucleares que son una amenaza real para la región (9). Si no, hay que preguntarles a los sirios, cuyos sistemas de defensa han repelido el último sábado un nuevo ataque en la región de los Altos del Golán, agresión que se suma a tantas otras por parte de los sionistas (10). En el país árabe se sigue combatiendo con éxito a lo que ha quedado de las fuerzas mercenarias a sueldo del imperialismo, a la vez que se agravan los conflictos con Turquía cuyo ejército, que está ocupando ilegalmente el territorio sirio, sigue sufriendo bajas por parte de las fuerzas rusas y sirias (11). En Yemen, las milicias populares siguen asestando golpes cada vez más fuertes a los agresores saudíes en búsqueda de una salida decorosa del conflicto ante una derrota que ya es un hecho (12).

En nuestro continente también se puede apreciar cómo el orden unipolar impuesto por el imperialismo sigue en caída libre mientras asciende con fuerza un orden multipolar. Eso no quita que desde Washington cejen los intentos de desestabilización hacia los países cuyos gobiernos no siguen a pies y juntillas los designios del norte como en Nicaragua contra los sandinistas o contra el gobierno del MAS en Bolivia o el gobierno de Bukele en El Salvador, a quien la prensa afín al imperio permanentemente acusa de dictador (13, 14 y 15). No sería extraño que en ese país se intente, en una maniobra desesperada como las que últimamente nos tiene acostumbrado EEUU, asesinar al presidente, tal y como ocurrió en Haití, donde el caos social, lejos de aplacarse, se sigue agravando. En Chile, el gobierno del fascista Piñera decidió reprimir salvajemente las protestas en favor del pueblo mapuche en sus reclamos llevándose la vida de una mujer (16) y también la movilización realizada en conmemoración de los dos años del estallido social, que terminó con dos nuevos muertos y cuatrocientos cincuenta detenidos (17).

La burguesía con su sistema en crisis está imposibilitada de dar una respuesta a las necesidades de los trabajadores en particular y los pueblos en general. El capitalismo, en franca decadencia, sólo puede seguir generando más hambre, miseria y muerte. Las movilizaciones que se desarrollan a lo largo y a lo ancho del planeta, como en Francia y Alemania, donde los trabajadores han salido a la calle por mejoras salariales que compensen lo perdido por la inflación del euro y contra el recorte en las pensiones, son demostraciones de que nuestra clase no está dispuesta a aceptar mansamente los atropellos de quienes nos explotan, dispuestos siempre a ajustar en todo lo que signifique gasto social, ya sea salud, educación, transporte, etc. (18 y 19). Nuestro camino sigue siendo trabajar incansablemente por la unidad de los trabajadores y del campo popular para golpear como un solo puño y con la mayor fuerza posible a quienes pretender seguir exprimiéndonos y asesinándonos. Debemos tener claro que este sistema no admite reformas favorables a nuestros intereses ni en un corto o mediano plazo. Sólo derrocando a este sangriento sistema podremos empezar a construir una sociedad nueva sin explotados ni oprimidos. Fuera del poder, todo es ilusión.

¡TRABAJADORES DEL MUNDO, UNÍOS!

1. https://www.notimerica.com/
2. https://www.perfil.com/
3. https://www.swissinfo.ch/
4. https://www.dw.com/
5. https://www.dw.com/
6. https://www.elcorreo.com/
7. https://www.niusdiario.es/.
8. https://www.telesurtv.net/
9. https://m.prensa-latina.cu/
10. https://actualidad.rt.com/
11. https://www.dw.com/
12. https://spanish.almanar.com
13. https://www.notimerica.com/
14. https://www.eldestapeweb.com/
15. https://www.efe.com/
16. https://www.rionegro.com.ar/
17. https://www.ambito.com/
18. https://www.elboletin.com/
19. https://www.france24.com/

LA ÚNICA VERDAD ES LA REALIDAD

La crisis mundial del capitalismo se expande erosionando las estructuras que rigen el orden y las leyes del sistema. Los capitalistas de toda laya agravan las condiciones de vida del proletariado mundial. El afán predatorio de la clase dominante destruye las condiciones de vida de los pueblos y acelera la destrucción y el agotamiento de los recursos naturales. El capitalismo se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo de la humanidad.

En tanto, la burguesía financiera mundial ejecuta sus políticas de rapiña mediante el FMI y los gobiernos “títeres” al servicio del gran capital. Ellos son quienes llevan a cabo los “ajustes fiscales” y las “reformas sociales” con los que empujan al hambre y a la miseria a millones de personas. Tarde o temprano las masas hastiadas por la falta de futuro se rebelan contra el sistema. Ante situaciones de caos social, en determinados momentos de la historia, surgen movimientos populistas que contienen y detienen el avance revolucionario de las masas. En nuestro país ese fenómeno fue el peronismo, el único partido político capaz de aglutinar a distintos sectores de la sociedad, conciliar las contradicciones al interior de las clases sociales en pugna y sostener los privilegios de la burguesía nativa.

La crisis política que vivió nuestro país en el 2001, producto de la enorme movilización popular que al grito de “que se vayan todos”, echó a Fernando de la Rúa y desalojó a tres presidentes del PJ (Rodriguéz Saa, Camaño y Duhalde) alcanzó su punto máximo con la Masacre del Puente Pueyrredón. Al día de hoy, varios de sus responsables políticos siguen impunes en el actual gobierno (Felipe Sola, Aníbal Fernández). En esos días turbulentos y de rebelión, el peronismo fue el encargado de salvar la “democracia” y reconstruir la legitimidad de las instituciones burguesas. Cumpliendo su rol histórico se convirtió en el garante de la paz social que necesitaba la clase dominante (1 y 2).

En ese contexto, como un producto de su época, nació el kirchnerismo, una corriente dentro del peronismo que creció masivamente porque supo capitalizar los reclamos y aspiraciones de los trabajadores, los desocupados, los movimientos sociales, las feministas y LGTBQ y demás sectores (3). Con un discurso progresista y antiimperialista, de recuperación industrial y derechos sociales, la corriente liderada por la vicepresidente Cristina Fernández agrupó detrás de sí a millones de desencantados. Sin embargo, las expectativas e ilusiones generadas entre sus seguidores por “volver” al gobierno se golpeó con la dura realidad. El sorpresivo revés electoral en las PASO del 2021 provocó un cambio de situación. La derrota del Frente de Todos fue un cachetazo de rechazo del pueblo al gobierno y no un viraje a “la derecha” como celebraba la prensa golpista de la Nación o algún peronista dolido por el enojo popular (4).

Por otra parte, marcó un quiebre de confianza entre las bases y la dirigencia. La pérdida de representatividad del peronismo entre los trabajadores y el divorcio paulatino con las masas trajo como consecuencia una disputa feroz con rupturas y renuncias al interior de la alianza gobernante. El “maquillaje” y los cambios de gabinete reclamados hace tiempo no han logrado calmar las críticas de propios y extraños a Alberto Fernández por la designación de “nuevos” ministros como Manzur uno de los más cuestionados por el ala feminista (5 y 6). El acuerdo por arriba de la cúpula partidaria para ganar las elecciones de noviembre no convence a sus seguidores. ¿Será que estamos asistiendo a la dilución del kirchnerismo como movimiento de transformación y reconversión del peronismo? Tal vez comienza a observarse en la superficie la verdadera esencia de los creadores del “amor vence al odio”. Quizás el famoso 54% del 2011 se está evaporando como las expectativas del pueblo en la actual gestión (7).

El supuesto “antiimperialismo” del Frente de Todos hace agua cuando sus bases observan con estupor que se debe “honrar” la deuda con el FMI a pesar de un contexto histórico inmejorable para oponerse a la burguesía financiera (8). Es cobarde y necio pedir migajas cuando el gobierno tiene condiciones objetivas y una correlación de fuerzas en su favor (9). Parece inexplicable que al día de hoy Guzmán, el gran negociador del FMI y ajustador de nuestro pueblo, siga en funciones cuando su propia base cuestiona el pago ilegítimo y fraudulento (10). Tales decisiones del PJ generan frustración entre los partidarios más leales. Para muchos, no hay justificación, no hay excusas, no hay razones materiales, no hay sentimientos ni motivos para seguir creyendo ciegamente en que “este” sea su gobierno. El abatimiento y la pasividad generalizada son síntomas contradictorios. Que reine ese estado de confusión en un sector importante de la base peronista, que no sepa qué camino elegir, el de la lucha o el de la quietud, pueden servir o perjudicar al proletariado. El campo popular podría ganar o perder un aliado en las futuras protestas que se avecinan.

Por tales motivos, la dirección burguesa del movimiento peronista quiere recuperar el prestigio perdido y convertirse en el dique de contención del pueblo. En las PASO el Frente de Todos comprendió que ya no tiene el respaldo de la mayoría de los trabajadores. Tampoco cuenta con ese piso de votantes cautivos. Incluso se enfrenta al cuestionamiento de sus militantes de que “la única verdad es la realidad”. La política económica y social del gobierno apunta a recuperar el apoyo popular en noviembre. Sin embargo, las medidas cortoplacistas del Frente de Todos con aumentos insuficientes, subsidios miserables (11), y planes de pseudo empleo (12) para contentar a un pueblo con un 48% de pobres revelan su incapacidad material para llevar adelante un programa de gobierno progresista (13 y 14). No pueden y no están en condiciones de resolver los problemas del pueblo porque su dirigencia es funcional a los intereses de la clase dominante.

El hecho de que la Casa Rosada ejecutara con urgencia ciertas medidas revela un síntoma de debilidad política ante la respuesta de las masas. ¿Nos subestiman tanto que piensan que con unos pesos más los trabajadores vamos a estar conformes? (15) ¿Será que creen realmente que sus medidas son progresistas mientras nos niegan el derecho a una vivienda digna, a una salud y una educación de calidad, al trabajo formal y estable?

El gobierno ofrece parches para los trabajadores del país, en cambio, para la oligarquía terrateniente y la burguesía industrial siempre hay concesiones: exenciones impositivas, rebajas tributarias y apertura de exportaciones son los guiños de Alberto Fernández a las patronales (16 y 17), señales que el gobierno envía para complacer a sus verdaderos jefes en un contexto en que los grandes empresarios del país exigen una mayor flexibilización laboral.

Un ejemplo del avance patronal ocurrió en Toyota donde la empresa logró un acuerdo para mejorar la productividad junto con la complicidad del SMATA. En vez de luchar por la eliminación del impuesto a las ganancias, el gremio se ha convertido en un aliado de nuestros explotadores. Una tarea de los trabajadores es comenzar por echar a esos sátrapas y poner el sindicato en sus manos (18). La campaña patronal por eliminar conquistas históricas del proletariado es llevada adelante por Carrió y Larreta que lisa y llanamente exigen eliminar la indemnización por despido como una forma de disciplinar al movimiento obrero (19). Para los trabajadores ninguna ley impulsada por la burguesía puede ser beneficiosa. Lo que es bueno para ellos es malo para nosotros. La patronal viene insistiendo hace tiempo con la reforma laboral pero su debilidad política y la resistencia de los trabajadores han impedido que se concrete (20). La flexibilización laboral es violencia contra los trabajadores.

En este contexto hay diversos factores que entrañan procesos de cambio. El gobierno de la burguesía está debilitado. Su base política no lo acompaña y hace cuestionamientos por lo bajo, aunque se movilicen como hicieron para el 17 y 18 de octubre (21 y 22). El pueblo en general está desencantado con la gestión y se lo hizo saber en las PASO. La columna vertebral del movimiento, los trabajadores, los aborrecen basándose en la experiencia de la burocracia entreguista de la CGT que vuelve a unirse por temor al malestar obrero (23). Las cabezas visibles del Frente de Todos están preocupadas pues está en juego su capital político. El peronismo recurrirá a la unidad del aparato para sostener la “lealtad” de sus bases. Apelará a los símbolos, los sentimientos, la pertenencia, las viejas y nuevas ideas, desempolvará proyectos del primer peronismo, del kirchnerismo, de todas las variantes burguesas del PJ para esconder la bolsa de gatos que es el gobierno actual y conquistar a las bases que lo repudian. Las “dos plazas” del 17 y 18 de octubre, además, mostraron los claros enfrentamientos que existen entre el supuesto progresismo del kirchnerismo y el movimiento obrero organizado a través de los burocráticos sindicatos que movilizaron todo su aparato para una multitudinaria marcha que contrastó con la del día anterior en muchos aspectos: la “mística” histórica del peronismo sindical, el número de asistentes y su pertenencia social.

Y si algo sumó al ruido y confusión general, fue el discurso de Cristina Fernández de Kirchner en el cierre del Encuentro Nacional de Jóvenes de La Cámpora. En una dirigente como ella no puede menos que sorprender el reduccionismo del que hizo alarde para describir la caída de la Unión Soviética: la gente quería “consumir” y por eso el comunismo no funcionó. No fue porque la inmensa cantidad de recursos de ese país fueron destinados a países pobres y en lucha por su liberación, como Korea, Vietnam, Camboya, Cuba, Nicaragua, Angola y otros países africanos, Yemen, etc. e inclusive China e India. Tampoco fue porque luchó sola contra el imperialismo norteamericano aliado con los europeos. Cristina se olvidó de los 26 millones de soviéticos caídos en pos de derrotar el fascismo de Hitler. Tampoco recordó ni les dijo a sus militantes que no se puede sostener el socialismo en un solo país. Mucho menos recordó que actualmente, mal que le pese, la principal potencia económica del mundo, China, es comunista y es gobernada por el partido comunista. No dijo que el capitalismo gobernante en Argentina ha creado el 47% de la pobreza del país ni recordó que en la Cuba comunista no hay niños que no coman y que no se eduquen o tengan una salud de jerarquía. De todo se olvidó la vicepresidenta, hasta de que el Partido Comunista Argentino es parte del Frente de Todos, cuando sostuvo que “he conocido importantísimos empresarios que provienen del partido comunista, de cuando existía el partido comunista", ninguneando a uno de los aliados del frente al que pertenece. Y se “olvidó” porque es conveniente no abrirles los ojos a esos jóvenes, no contarles la historia completa para defender al peronismo y sostener con ignorancia a su base para que continúe su fanatismo ya carente de argumentos basados en hechos materiales, un post peronismo que declina ante la falta de respuestas a las expectativas de su base de sustento (24).

Las masas no le “pertenecen” al peronismo, los trabajadores pueden llenar plazas presionados por sus sindicatos, pero en las urnas son absolutamente libres y expresan su rechazo al hato de mentiras con que pretenden manipularlos mientras los arrinconan a la pobreza y la miseria. Por otro lado, un peligro concreto para los trabajadores es que un sector de nuestra clase se sienta atraído por las sirenas de la derecha del PRO o del fascista “antisistema” Milei. Es nuestro deber alertar a nuestro pueblo de no dejarse engañar por los políticos de la clase dominante. Tenemos que generar mayor conciencia fortificando la idea de la unidad a todos los sectores de la población para generar una alternativa diferente. Trabajar para sumar cada día más trabajadores y al pueblo en general. Es tiempo de unir a todo el campo popular en un solo puño que golpee firme al enemigo. Si el presente es lucha, el futuro es nuestro.

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