Partido Revolucionario de los Trabajadores
Por la Revolución Obrera, Latinoamericana y Socialista "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución" (Ernesto Guevara)

Tamaño de texto + /03 de Noviembre - 2015

NACIONAL

Dos alternativas para un único perdedor

Los resultados de las elecciones nos sorprendieron a todos. La diferencia de tan sólo 2% que sacó Scioli sobre Macri fue un baldazo de agua fría para el oficialismo que, por su soberbia, falta de humildad y carencia de autocrítica no pudo ver -o no quiso ver-, el desapego con las masas. Muy lejos quedó el 54% de hace 4 años atrás. Sí nos remontamos a esa elección, la victoria de Cristina era tan contundente, que ganó en todas las provincias, excepto en el feudo Saa. Evidentemente, más allá del personalismo propio del peronismo, existe una larga lista de razones que ponen en evidencia el alejamiento de las masas ante la falta de respuestas del gobierno respecto de los problemas reales y apremiantes del pueblo. La lista negra del kirchnerismo es larga e incluye nombres y hechos como los siguientes: Boudou, Lázaro Báez, Milani, Curto, Bruera, Alack, Kunkel, Berni, Scioli, Kicillof, Hebe, Schoklender, Sueños Compartidos, 678, Proyecto X, Ley Antiterrorista, Impuesto a las Ganancias sobre los salarios, payasadas con gendarmes, inflación, aplastamiento de las voces críticas internas, las inundaciones, Julio López, Mariano Ferreyra, la tragedia de Once, los trenes, Schiavi, el INDEC, Monsanto, Barrick Gold y su contaminación con cianuro, Vaca Muerta, Chevron, la estación espacial China… y la lista podría seguir. Mención especial para el narco payaso Aníbal Fernández, cabal demostración de la prepotencia y subestimación con la que se manejaron, que los llevó a colocar como candidato para la provincia de Buenos Aires a un personaje siniestro, señalado por el tráfico de efedrina, el asesinato de Kosteki y Santillán, la justificación ciega de los casos de desnutrición y el asesinato de Mariano Ferreyra, la represión a los Qom y el asesinato del dirigente social Verón a manos de la policía chaqueña por orden de Capitanich, su antecesor en el cargo.

No festejamos el ascenso de los grupos más retrógrados y violentos, donde anidan los asesinos de obreros y compañeros en los años de la dictadura. Pensamos que la lucha "ideológica" que se pretendió instalar en estos últimos 12 años no fue tal. Hay un gobierno en retirada y otro en ascenso. Ninguno de los dos se diferencian sustancialmente en nada y la prueba es que frente a los problemas auténticos de nuestra clase siempre votaron juntos leyes en nuestro perjuicio y defendieron la represión y los intereses patronales en desmedro de los nuestros. Hablaron del "viento de cola", de "la década ganada", cuando los trabajadores sólo vimos, en el mejor de los casos, migajas de un festín que fue solamente para los mismos de siempre: los patrones especialmente industriales, los ricos, la “oligarquía de la bosta”, los bancos, los dirigentes sindicales burócratas y los tarambanas de la política.

Los dos candidatos pretenden una reconciliación con las fuerzas armadas de este país, pero nosotros no olvidamos la tortura y la muerte de nuestros compañeros por ser revolucionarios socialistas, quienes fueron catalogados como “jóvenes idealistas" que luchaban por conseguir el paraíso "democrático" supuestamente kirchnerista, en una tergiversación de su esencia revolucionaria y en el afán de maquillar la "Teoría de los Dos Demonios" -que imaginaba dos entidades igualmente malignas- y transmutarlos en un demonio perverso y con largas botas, frente a un diablillo rebelde, simpático y hasta un poco pavote.

Sin embargo, consideramos que existen matices entre los dos candidatos que van a competir en el ballotage, ambos representan a LA MISMA CLASE, aunque a diferentes sectores en pugna. Sus políticas van a estar orientadas a mantener las ganancias de la burguesía a costa de nuestras miserias y penurias.

Macri es, a todas luces, un representante de los sectores burgueses más reaccionarios, que arrastra detrás de sí al Partido Militar, la Sociedad Rural y los sectores más conservadores de la Iglesia. En síntesis, lo más retrógrado de la sociedad. En el terreno internacional pregona a viva voz y sin tapujos afianzar las relaciones con el imperialismo norteamericano y su socio, Israel.

Scioli, ostenta una trayectoria política no muy distinta a la de su adversario que va desde su apoyo a las privatizaciones en la década de los ’90, hasta las justificaciones del accionar de los militares genocidas durante la última dictadura. Desde su designación fue resistido como candidato por los sectores más progresistas del peronismo. Si bien el peronismo es un movimiento dirigido indiscutiblemente por personeros de la burguesía, no es ajeno a la lucha de clases y está atravesado por ella. Nos interesa señalar que su base social está compuesta por amplios sectores del proletariado y del campo popular, en cuya conciencia están asentados, históricamente, profundos sentimientos antiimperialistas y antioligárquicos y que de sus entrañas han salido muchos de los mejores hijos de este pueblo que han regado con su sangre nuestro suelo y siguen siendo, hasta el día de hoy, genuinos ejemplos para los militantes del campo popular. Es en esa base, a la que SIEMPRE diferenciamos de su dirigencia de gerentes políticos de la clase dominante, en donde reside esencialmente la diferencia entre los dos candidatos.

Si nos preguntan por qué llamamos a no participar en las elecciones, deberán saber que es porque no creemos en esta mentirosa “democracia” burguesa, parte del sistema que repudiamos, queremos y debemos aplastar porque sólo pretenden hacernos elegir al próximo representante de la clase dominante que llegará para defender a su clase y tirarnos unas migajas. Ningún partido de la burguesía representa los intereses de los trabajadores: por su carácter de clase va en contra en contra de los nuestros. Nosotros elegimos no ser cómplices de este sistema legitimándolo. Decidimos conscientemente acumular fuerzas, que no es lo mismo que amontonar votos. Y no, el camino ni es fácil ni el más corto, pero es el único que conocemos como una salida veraz y creíble para los trabajadores y los pobres.

Ante el ballotage, vemos la desesperación de los postergados, los trabajadores y los hombres y mujeres más concientes, porque se sienten atrapados en una verdadera encrucijada, situación en la que estamos inmersos no sólo porque nos empujan las luchas interburguesas, sino por nuestra propia incapacidad para salir del reflujo, superar nuestras debilidades, romper con la dispersión y crear nuestra propia herramienta que nos lleve al único objetivo que deberíamos proponernos: la toma del poder. Mientras no encontremos la manera de lograr la unidad tan recitada por tantos, con palabras del propio Santucho, podemos seguir sosteniendo que “Éstos serán los gobiernos que tendremos hasta la toma del poder”.

Sabemos perfectamente que, ante la encrucijada, hablar de la toma del poder es plantear casi una utopía y que con ella no sacamos a nadie del dilema al que se siente empujado. Sin embargo, una elección es una más entre tantas. No se acabará el mundo el 22 de noviembre si no votan o votan con broche en la nariz o plenamente convencidos de su voto. NADIE SE VUELVE UN TRAIDOR POR PONER UN VOTO. Confiamos en las masas y su criterio, aún cuando muchos, con su voto castigo, han elegido a los que serán nuestros próximos verdugos, los más crueles que ofrece la democracia burguesa. Y no apostamos, bajo ningún punto de vista, a que “cuanto peor, mejor”, porque somos plenamente concientes de que cuánto peor, siempre es peor y que los padecimientos caerán sobre los que menos tienen, trabajadores y pobres. No hemos perdido la sensibilidad cuando planteamos una salida que a todos nos parece lejana, sino simplemente damos un diagnóstico para todos nosotros, convencidos de que no tenemos ninguna otra posibilidad que aspirar al socialismo.

Es mucho lo que podríamos decir sobre nuestra historia reciente, pero en realidad nos interesa más el futuro. Nuestro partido siempre insistió sobre la necesidad de la organización de los trabajadores y los pobres y la unificación de las luchas que les son comunes. Hoy proponemos eso mismo pero con más urgencia. Se acercan tiempos muy difíciles que solamente podrán ser afrontados por un pueblo unido. Pero no unido para cualquier reivindicación liberal burguesa, sino para aspirar al poder, entronizar a nuestra clase en el lugar que le corresponde: la propiedad de todos los medios e instrumentos de producción. La verdadera democracia de los trabajadores es la dictadura sobre los que nos explotan, asesinan y pretenden extenderlo a nuestros hijos y nietos.

Saludamos a todos, piensen como piensen, hagan lo que hagan, convencidos de que en las calles nos encontraremos codo a codo y seremos muchos más que dos.

AVOMPLA, compañeros. A trabajar, a esforzarnos, a seguir buscando la unidad para vencer.