El Combatiente Nº 84
Abril 2024 - Edición N°88
 

EDITORIAL

“Las clases dominantes siempre han procurado que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece, así, como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas...»

Rodolfo Walsh

El gobierno fascista de La Libertad Avanza ha generado la peor crisis económica, política y social de los últimos cuarenta años de democracia burguesa en el país, cuyas últimas consecuencias todavía están en fase de desarrollo. Para tomar real dimensión de la recesión económica que vivimos, podemos mencionar que el país está sufriendo un estancamiento similar al de los niveles de la pandemia. De manera brutal y deliberada, Milei está ahogando y aniquilando a las fuerzas productivas del país o, mejor dicho, destruyendo frenéticamente la maquinaria del funcionamiento capitalista. Si el combo inflacionario y la recesión se mantienen en el tiempo, ambos factores causarán un fenómeno conocido como estanflación que: “implica la aceleración de la inflación coexistiendo con tasas de desempleo elevadas”.

Para la clase dominante es uno de los peores escenarios para enfrentar pues ello provocaría el aumento desmedido del malestar social entre los trabajadores y las masas que, sin nada para perder, deberán pelear por su subsistencia. Por ello, todos los activistas y luchadores del campo popular debemos estar preparados y atentos a los acontecimientos políticos que se presentarán imprevistamente, adecuando la táctica a los cambios de situación sin desviarnos del objetivo central: la derrota de los planes inmediatos de nuestro enemigo de clase: la burguesía.

Ninguna gestión anterior aplicó un ajuste tan feroz sobre la vida de los trabajadores y las masas como el Nerón de barrio Milei. Desde la crisis social del 2001, al compás del piquete y la cacerola, que significó el fin de la convertibilidad y la consiguiente devaluación ejecutada por Eduardo Duhalde, todos los gobiernos de la clase dominante ejecutaron una política devaluatoria para enriquecer a unos cuántos a costa de nuestras espaldas. Si tomamos como punto de partida el año 2002, podemos afirmar que hubo, al menos, DIEZ devaluaciones del peso superiores al 5%. Tanto la administración de Cristina Fernández en 2014 (12,5%), como Mauricio Macri en tres períodos: 2015 (40%), 2018 (21%) y 2019 (25%) y Alberto Fernández (22,8%), realizaron devaluaciones que empobrecieron al pueblo. Cada depreciación del peso fue un golpe a nuestros bolsillos y condiciones de vida que nos recortó el trozo del pastel de la renta y la plusvalía generada por nosotros para alimentar la voracidad de la burguesía más concentrada.

A pesar de que es una práctica común a todos los administradores del Estado Burgués sin distinción partidaria, en algunos casos, como última medida pues ya conocen el efecto dominó que puede tener, el fascista Milei llevó esta política a extremos inauditos, guiado por su reaccionario manual de economía del siglo XIX. Incluso, el FMI, organismo de los buitres financieros, le pidió un poco de moderación: “Hay que sostener los esfuerzos para apoyar a los más vulnerables, para que el peso del ajuste no caiga desproporcionadamente sobre las familias trabajadoras”.

La burguesía financiera teme la posibilidad de un brote de disturbios y revueltas sociales que pongan en jaque el orden institucional. A priori, la incapacidad del gobierno y la clase dominante para estabilizar la situación podría explotarle en las manos.

En estos tres meses de gestión, la alianza gobernante muestra fisuras internas como consecuencia de las pujas de poder interburguesas. Por eso es sumamente importante analizar las fracturas

dentro del bloque gobernante. Cada debilidad de nuestro enemigo es una ventaja que debemos aprovechar en nuestro favor. La interna entre Villarruel y Milei, que significó la derrota en el Senado del DNU presidencial, fue una jugada política destinada a vaciar de poder al actual ocupante de la Casa Rosada. No es casualidad que, ante la preocupante caída de la imagen del leoncito animado, que ronda el 52% de percepción negativa, surjan sectores del mismo partido que especulen con la posibilidad del recambio y hagan sus propias movidas tratando de posicionarse para sentarse en el sillón de Rivadavia. La burguesía no desea ningún cimbronazo, pero tampoco es ciega y no ve con buenos ojos a un gobernante que en pocos meses de gestión se desgasta día a día con un 70 % de la población que lo responsabiliza de haberlos empobrecido y acumula derrotas legislativas bajo la presión popular.

En grandes rasgos, podemos enumerar cuatro bloques que pulsean sacándose los ojos dentro del gobierno: por un lado, Milei y su grupo íntimo compuesto por su hermana Karina Milei; Santiago Caputo, operador y nexo con las finanzas de la city porteña; su jefe de Gabinete, Nicolás Posse, administrador de los negocios de Corporación América y Molinos Río de la Plata entre otros y Luis Caputo, hombre de los bancos y grupos especuladores, brazo ejecutor de las reformas en favor del capital financiero, el monopolio de la energía y los hidrocarburos (Techint, Bulgheroni). Por otra parte, está Villarruel, quien aglutina a los genocidas encarcelados, a viejos cuadros golpistas del ejército, a fervientes sectores nacionalistas católicos del país y a grupos industriales medio inconformes con

el rumbo económico. Por último, y no menor, Villarruel cuenta con aceitados contactos con las FFAA norteamericanas: si algo puede saber bien es cómo orquestar golpes institucionales y voltear presidentes. En el tercer escalón aparece Bullrich, quien no resigna su mando dentro del PRO respaldada por las fuerzas de seguridad, alguno que otro gobernador radical, algunos sectores medios y la pequeña burguesía porteña. Por último y marginado en las sombras, asoma Mauricio Macri, que pone huevos en todas las canastas tratando de recuperar peso propio y diseñar el plan B por si el A se va al tacho.

La alianza de gobierno es un rejunte de espacios con distintas extracciones y visiones cruzadas muy marcadas en distintos temas. Si los fascistas no son capaces de dirimir su interna y se profundizan las peleas entre sus principales referentes, se acentuará la descomposición política del gobierno, primera señal de agotamiento y debilidad por lo cual, así dividido y sin unidad de mando, la clase dominante, su verdadera mandante, no estará en las mejores condiciones para aplicar su plan contra un pueblo organizado.

En ese aspecto, lo único que une a los libertarios es su profundo carácter reaccionario, su odio a los trabajadores y las masas pobres, su marcado anticomunismo y su visceral rencor antiperonista. Por eso, no vacilarán en atacar y perseguir, como ya están haciendo, a los dirigentes y activistas sociales que los enfrenten, sin distinción de colores ni banderías políticas. Para el fascismo local, todos nosotros deberíamos desaparecer o solamente quedarnos aceptando ser sus esclavos incondicionales. Nuestra respuesta debe apuntar a la defensa irrestricta de todos los luchadores sociales, unificándolos bajo la premisa de que son nuestros pares, más allá de su pertenencia política. Si el enemigo se está fracturando, nosotros debemos unirnos sin mezquindades ni rencillas del pasado. No es momento para detenernos en menudencias, sino de pasarlas por alto y encarar nuestras luchas enfocándolas hacia nuestros intereses.

Para comprender cómo llegamos a esta situación, en primer lugar, hay que ubicar el triunfo fascista como la sumatoria del hastío de los trabajadores por las condiciones materiales de existencia que atraviesan hace años. El fracaso del retorno peronista de la mano del inútil Alberto Fernández, cuya política en favor de los sectores populares fue insuficiente, por no decir nula, más el acuerdo fraudulento con el FMI, sepultaron las posibilidades del peronismo como continuidad de un proyecto reformista que asegure la contención de las masas dentro del orden capitalista. Vale aclarar que, en el contexto internacional, la postergada integración de Argentina en el BRICS hubiera abierto la puerta al país al universo multipolar de los mercados capitalistas en ascenso para iniciar un proceso de “desarrollo e inversiones” que permitiría reflotar la perimida idea de la conciliación del capital y el trabajo del peronismo.

Sin embargo, lo que no supo ver el peronismo fue la enorme desazón social por la ineptitud de su propia gestión. A eso se aferró el fascismo, alimentándose del descontento y capitalizándolo contra la dirigencia peronista. También aprovechó la falta de conciencia política de las masas que aún no logran recuperar el nivel ideológico y organizativo de los 70, a la vez que se apoyó en una gigantesca maquinaria de propaganda desplegando una gran campaña ideológica “contra la casta” que le permitió encaramarse en el gobierno.

La Libertad Avanza, rostro político del Partido Militar, de las grandes empresas y de los sectores eclesiásticos que financiaron y sostuvieron a la última dictadura militar, es el gobierno elegido por una mayoría popular hastiada. Milei y sus leales son el mascarón de proa de la burguesía más poderosa que busca concentrar el poder político en unas pocas manos, eliminando y doblegando no sólo la resistencia social, sino a los opositores políticos dentro del parlamentarismo burgués. Aclaramos que, a diferencia de otras definiciones sobre las características del actual gobierno, para nosotros, el fascismo se define por representar los intereses primarios del capital financiero como sector hegemónico de la burguesía a nivel mundial y local en detrimento de otros actores burgueses. Al monopolio de la producción, la concentración del mercado mundial y de las finanzas, le corresponde un gobierno con sus mismas características. El gobierno de Milei es fascista pues pretende monopolizar y centralizar todo el poder político y económico en pocas manos: de allí se desprende el objetivo central de la fallida Ley Ómnibus y el DNU rechazado en el Senado que, a su vez, tiene grandes posibilidades de estrellarse en Diputados.

En ese sentido, la razón fundamental del mamotreto de la Ley Ómnibus era modificar de un plumazo las reglas de juego de la economía y la política burguesas a pedido del capital monopólico, eliminando todas las trabas legales y estatales para la apropiación de los recursos y sectores estratégicos de la producción del país. Como una guerra mafiosa, los grandes dueños de todo están enzarzados en una disputa por acceder a nuevos mercados excluyendo a la competencia: la mediana y pequeña industria de las PYMES. Los popes de la UIA, con Paolo Rocca a la cabeza (grupo Techint) y Funes de Rioja (COPAL), son los titiriteros que operan entre bambalinas con su poder de lobby con funcionarios propios dentro del gobierno nacional. Así como hizo el abuelo de Paolo Rocca para quedarse con el monopolio de la industria siderúrgica, comprando las empresas estatales

privatizadas por el entonces presidente Carlos Saúl Menem al 10% de su valor (Caso SOMISA), el actual mandamás de Techint pretende apropiarse de YPF y otros activos estratégicos de la mano de la casta libertaria. Por experiencia, los dueños del poder saben que, para lograr sus objetivos, deben quebrar la resistencia obrera y popular eliminando cada uno de los derechos sociales y laborales conquistados por nuestro pueblo en décadas de lucha. Lo que no pudieron terminar de hacer en la última dictadura militar ni bajo el gobierno de Menem y Macri, pretenden realizarlo con esta gestión. Veremos cómo les resulta si la tenacidad y determinación de nuestro pueblo se los impiden.

Por otra parte, Milei, en su cruzada por abaratar y achicar el gasto estatal, ejecuta un plan de despidos masivos contra todos los empleados públicos. Cientos de miles de trabajadores han sido expulsados en las áreas administrativas: CENARD, ANSES, PAMI, CONICET, INCAA, INADI, TELAM, la Salud y la Educación son las víctimas del gobierno nacional. En su guerra contra los trabajadores, el fascista león de papel pretende disolver a un sector de nuestra clase que, por su nivel de organización, es una piedra en el zapato a su gestión. Por lo pronto, las bases estatales y gremios como ATE y UPCN comenzaron a desplegar planes de lucha contra el ataque vil hacia las fuentes de trabajo. Desde el Partido Revolucionario de los Trabajadores nos solidarizamos con cada trabajador que está perdiendo su sustento y fraternalmente los llamamos a organizarse y luchar con unidad apelando al ingenio y la astucia, utilizando todas las herramientas posibles para mantener el empleo. Somos conscientes de que es una etapa compleja, pero no debemos quedarnos de brazos cruzados ni caer en visiones derrotistas, sino que tenemos que recuperar experiencias anteriores, aprender de los que nos antecedieron y confiar en la fuerza de nuestra clase para torcerle el brazo a este gobierno antipopular. Sólo depende de nosotros y nuestra fuerza que caigan los despidos injustificados, el vaciamiento del trabajo y las empresas estatales.

Por otro lado, como habíamos analizado anteriormente, previmos que los libertarios iban a empezar su ofensiva contra los sectores sociales más vulnerables. Milei y su runfla saben perfectamente que su ofensiva contra nuestros jubilados y las organizaciones de desocupados era la mejor forma para comenzar a desorganizar y aturdir al campo popular. Por su rol de trabajadores pasivos, nuestros adultos mayores están más expuestos para ser la variable de ajuste de todos los gobiernos burgueses. Lamentablemente, siempre y en todos los gobiernos sin excepciones, son la principal variable y el sector de clase más empobrecido por el ajuste y la inflación. El cinismo del gobierno es tan grande que decidió pagar los haberes previsionales en dos partes, mientras pretende imponer un aumento miserable por decreto. Es que, para los fascistas y burgueses, los jubilados son un gasto que no da retorno ni genera ganancias ni ofrece ningún “beneficio” pues, como dijo la Canciller Mondino: “si sos un jubilado arriba de no sé cuántos años es casi seguro que te vas a morir”.

Otro sector al que Milei quiso descabezar apenas asumió, fue el movimiento piquetero. Si bien, en un principio, el gobierno intentó -y por momentos logró- desarticular y amedrentar a las organizaciones sociales tratando de dividir a las bases de sus direcciones a través del miedo y la delación, apelando a la persecución y represión abierta, no ha podido desorganizarlas. Sin dudas -y algo no menor para tomar en cuenta-, las organizaciones populares fueron inteligentes para replegarse y no caer en provocaciones en un contexto en el que gran parte de la población, fundamentalmente los sectores medios e incluso los trabajadores, piden mano dura y orden contra los “planeros” y los piquetes. Incluso, planearon astutamente algunas acciones que dejaron mal parada a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Por ahora, a pesar de que el gobierno recortó las ayudas y partidas a los comedores y eliminó miles de planes sociales buscando asfixiar a las organizaciones de desocupados y trabajadores informales, no ha podido conseguir su objetivo final: su desmantelamiento. Es que el gobierno entiende perfectamente que su política económica va a engrosar las filas de pobres y desocupados con hambre y para que no se repita lo sucedido a finales de los 90 y el 2001 debe terminar de raíz con las estructuras organizativas que puedan direccionar políticamente en su contra a los pobres de la ciudad y el campo. Por lo pronto, el movimiento piquetero está dando muestras y señales de unidad imprescindibles para soportar la ofensiva fascista, marcando el camino hacia otros sectores de nuestra clase.

Por último, la masividad de las movilizaciones del 24 de marzo contra la Dictadura Militar fue un síntoma de la capacidad de resistencia de nuestro pueblo, un ejercicio de memoria y de lucha. Pese a la falta de una dirección política que oriente, aglutine y señale líneas de acción en común, igualmente las masas se manifestaron de manera colectiva y expresaron su rechazo al gobierno. Al son de: MILEI BASURA, VOS SOS LA DICTADURA, cientos de miles en todo el país marcharon repudiando al gobierno. Como un canto de batalla, miles de trabajadores, estudiantes, organizaciones sociales, políticas y sindicales salieron a las calles a rechazar el terrorismo de Estado y al fascismo en el poder marcándole la cancha. Más allá de los ataques de funcionarios fascistas quitando monumentos a la memoria de las Madres y las Abuelas, de las pintadas contra los símbolos y los ataques a militantes de Derechos Humanos con que los libertarios del Partido Militar pretenden silenciarnos e intimidarnos, no pudieron lograrlo. La multitud en las calles le mandó un mensaje político a los ocupantes temporales de la Casa Rosada: acá estamos y los vamos a enfrentar, caiga quien caiga.

El fascismo pretende disciplinar los que piensen distinto y eliminar cualquier relato que cuestione su verdad. Milei busca silenciar y perseguir a quienes se opongan a su visión. Para los fascistas, quien se

atreva a señalar la connivencia de los medios de propaganda con la última dictadura militar y su rol de encubridora durante la Guerra de Malvinas, es un adoctrinador, como fue el caso de la docente María Soledad Reyes en Punta Indio. Cercenar la libertad de expresión y opinión es típico del manual fascista.

En otro orden, no podemos dejar de señalar el peligro que representa para Argentina el alineamiento en política exterior con los intereses de EEUU. La payasada del actual mandatario libertario en Tierra del Fuego fue lamentable. No sólo se arrodilló ante Laura Richardson, comandante del Comando Sur de las FFAA norteamericanas, sino que ofreció nuestra soberanía a los amos del Norte obviando el reclamo por Malvinas. Un papelón bochornoso del mandamás de La Rosada que se regala como todo títere del imperialismo. En un contexto en el cual el gendarme norteamericano busca desesperadamente una guerra mundial para mantener su hegemonía, que Milei se preste para ser su soldadito en guerras ajenas (como pretende hacer enviando tropas para pelear por Ucrania) puede traernos graves consecuencias. Desde el Partido Revolucionario de los Trabajadores decimos: NO A LA GUERRA IMPERIALISTA.

También denunciamos al gobierno libertario por su injerencia cómplice al servicio de los intereses de la Casa Blanca y lo hacemos responsable de las posibles consecuencias negativas de tal alianza.

Estamos en una etapa de enfrentamientos parciales y sectoriales, de luchas aisladas de trabajadores, desocupados, campesinos y comunidades originarias. Como pueblo, si algo hemos aprendido, es a organizarnos y luchar. También hemos entendido la importancia fundamental que tiene la unidad de todo el campo popular como condición para el éxito de nuestros objetivos. Debemos abocarnos a una política de unidad amplia, generosa, que imNALpulse el desarrollo político de las masas apuntando a barrer con los divisionismos y los prejuicios existentes. Además, dando ejemplo, debemos propender a arrancar a las masas de su ostracismo, resignación, confusión, decepción y tristeza, todos sentimientos subjetivos que las paralizan y las convierten en funcionales a la clase dominante. Ésa y no otra es la tarea primordial que todos los militantes tenemos LA OBLIGACIÓN de construir e impulsar. Quienes, por intereses particulares, miopía política, omisión, mezquindad, inercia, falta de confianza en las masas e incapacidad de articular con aliados naturales y circunstanciales no sean capaces de unificar el sentir y el hastío de nuestro pueblo contra sus explotadores y opresores, también está llevando una política funcional y equivocada que sólo beneficia a nuestro enemigo: la burguesía. Quienes no estén dispuestos a extender la solidaridad de clase hacia todos nuestros pares sin mirar la política por el ojo de la cerradura, fomentan la dispersión y el abatimiento de las masas que deberían pujar por la unidad. A ellos, a los que no están dispuestos a tender la mano generosa, la historia los juzgará. Retomamos las palabras siempre vigentes del Che: “se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios”. No hay término medio en los tiempos que vivimos.

30 MIL COMPAÑEROS DETENIDOS

DESAPARECIDOS ¡PRESENTES!

AHORA Y SIEMPRE

AVOMPLA

Por Amanda Cánepa.

INTERNACIONAL

El mundo continúa observando la caída del viejo orden unipolar encabezado por la burguesía financiera imperialista norteamericana mientras se sigue abriendo paso el multipolarismo liderado por Rusia y China. Partiendo de esta base, en grandes rasgos, deben entenderse los sucesos que acontecen alrededor del planeta.

Con un endeudamiento de 34.5 billones dólares, lo que supone más del 120% de su PBI, los Estados Unidos atraviesan una crisis inédita en su historia: su emisión monetaria desenfrenada, que continúa empujando hacia arriba a la inflación en un contexto recesivo, torna muy oscuro el panorama sobre el que muchos analistas del propio riñón de la burguesía financiera vaticinan un colapso no muy lejano en el tiempo. Es preciso señalar que hoy el dólar norteamericano no tiene ningún respaldo en la producción real y, si sigue manteniendo aún su predominio, es gracias a la estafa que significó la declaración de su inconvertibilidad por parte del ex presidente Nixon en 1971. Recordemos que el preexistente tratado de Bretton Woods establecía que la moneda norteamericana era convertible por oro y que, luego del rompimiento de ese acuerdo, los papelitos verdes pasarían a ser respaldados principalmente por la producción petrolera saudí. Hoy, décadas más tarde, con los saudíes vendiendo su petróleo a China en yuanes y con los BRICS impulsando el intercambio comercial con cada vez más países por fuera del dólar, su histórica hegemonía está en peligro.

La situación política interna norteamericana no es ajena a esa crisis que la atraviesa por todas partes: el gobierno del demócrata Biden suma cada vez más críticas ante sus fracasos para resolver los problemas domésticos, como así también, frente a su apoyo a Ucrania, al que se le han enviado miles de millones de dólares para sostener la guerra contra Rusia. Por ello, de no mediar ninguna maniobra política como ya hemos visto en otras ocasiones, lo más probable es que el republicano Trump vuelva a la presidencia en las próximas elecciones de noviembre de este año. Trump, que en varias declaraciones públicas manifestó que pondría fin a la guerra rápidamente, tiene un perfil muy distinto al del actual gobierno que, claramente, responde a lo más rancio de la burguesía financiera en general y, en particular, a la burguesía armamentística. En su anterior gobierno, el republicano ha demostrado ser proclive a negociar con los distintos países y, también, a fomentar el desarrollo industrial interno aumentando los aranceles a las importaciones, manteniendo una sensible

disminución de la injerencia sobre la soberanía de los demás países, en contraste con las últimas gestiones demócratas. Con esta breve enumeración de hechos no pretendemos enaltecer la figura de Trump, encuadrada en un nacionalismo culturalmente xenófobo y racista, pero sí señalar las contradicciones que existen en las entrañas del imperialismo.

En Europa las cosas no huelen bien. Es que el conflicto de los agricultores europeos se sigue extendiendo a más países y parte del campesinado belga se ha movilizado hace pocos días en Bruselas vertiendo sobre las calles algunas toneladas de excremento en señal de protesta, mientras se celebraba una cumbre de la Unión

Europea. Si bien el campesinado en el viejo continente representa una porción pequeña de la sociedad, este sector viene demostrando que está dispuesto a enfrentar las políticas de regulaciones que perjudican su actividad, además de la apertura a las importaciones provenientes de Ucrania que han desplazado la producción local. La dirigencia política europea, que mantiene el acatamiento de los lineamientos políticos provenientes de Washington en cuanto a las sanciones antirrusas, está haciendo caer el peso de la crisis sobre los trabajadores y el pueblo. Así, vemos economías paralizadas como la alemana, golpeadas por el encarecimiento de la energía que era suministrada antiguamente por Rusia a través de costos accesibles. Lo paradójico es que no se han dejado de adquirir hidrocarburos del país eslavo, sino que, ahora, los consiguen mediante triangulaciones... Al fin de cuentas, algo que sigue siendo auspicioso para Rusia por más que se pretenda golpear su economía. Eso sí, las importaciones europeas de gas y de petróleo yanqui, mucho más caros por los costes logísticos, han crecido exponencialmente en 2023.

Ante el innegable éxito militar ruso en Ucrania, pese a las permanentes distorsiones de los hechos por parte de los medios de desinformación occidentales, se puede apreciar una creciente desesperación no solo de los países occidentales que atizan la guerra sino, especialmente la de su brazo militar: la OTAN. La alianza ha sostenido y sigue sosteniendo al payaso fascista y corrupto Zelenski mediante el financiamiento y el envío constante de equipamiento militar y tropas de forma solapada. La desesperación engendrada por la impotencia ante un enemigo que ha demostrado ser muy superior en todos los aspectos, genera que el régimen de Kiev y sus patrocinadores occidentales recurran al terrorismo como alternativa, como hemos visto hace pocos días en Moscú con el atentado al Crocus City Hall. Si bien el gobierno yanqui se apresuró en señalar al Isis como el ejecutor de la barbarie que dejó como saldo alrededor de doscientos muertos, desde el Kremlin apuntaron, con pruebas, todos los dedos hacia Ucrania y sus servicios de inteligencia (entrenados y capacitados por la CIA y el MI6 inglés). Este terrible ataque, perpetrado pocos días después de la contundente victoria electoral de Putin, es una más de las consecuencias que está pagando Rusia por su papel de contención al imperialismo y su política guerrerista.

Debemos dejar claro que la operación militar de desnazificación en Ucrania es el único camino que occidente le ha dejado a Moscú luego de incontables provocaciones por parte de la OTAN y sus títeres, que se incrementaron luego del referéndum de Crimea en 2014, cuyo corolario fueron las permanentes masacres a la población rusa en el Donbass. La aclaración es necesaria frente al actual panorama en que somos testigos de una gran campaña antirrusa que pretende atemorizar a la población europea agitando una eventual extensión de la guerra hacia el resto del continente.

Ante la pretensión de endilgarle a Rusia y su gobierno una desmesurada ambición imperialista, es necesario señalar que quienes verdaderamente escalan el conflicto no son otras que las propias potencias imperialistas occidentales. La clase dominante europea necesita justificar el fracaso militar ucraniano y el malestar social generalizado como consecuencia de haber malgastado enormes cantidades de recursos en una guerra ajena a costa de sus propios pueblos. Han quedado tan expuestos que intentan responsabilizar a Rusia acusándola como el “cuco” que, más temprano que tarde, atacará a todo el continente hasta llegar a Portugal. No hay nada más lejos de la verdad y los pueblos europeos son, en gran medida, conscientes de ello.

Es preciso destacar que la OTAN ha utilizado al pueblo ucraniano como carne de cañón para atacar a Rusia con la pretensión de derrocar su gobierno, desmembrar su territorio y apropiarse de sus recursos, pero, como señalamos anteriormente, se han encontrado con un enemigo que ha sido superior en todos los planos.

Los títeres como Stoltenberg, secretario general de la OTAN, Borrell, jefe de asuntos exteriores de la UE y tantos otros payasos más, verdaderas expresiones de la decadencia occidental, fueron incapaces de determinar cabalmente la fuerza y el poderío de Moscú. Rusia, además, cuenta con la ayuda de Irán que le ha suministrado drones; China, que le ha facilitado ayuda a través de sus radares y Corea del Norte, que la ha provisto de millones y millones de proyectiles.

Por otra parte, occidente no sólo ha vaciado sus arsenales, sino que ha quedado al descubierto ante la escasez de municiones que viene padeciendo el ejército ucraniano, abastecido permanentemente por la producción norteamericana y europea. En medio de un enorme cacareo guerrerista por un eventual conflicto directo con Rusia, lo único cierto es que la producción militar armamentística de la OTAN no

daría abasto frente a un país como Rusia que puede producir más y mejor, como ya lo ha demostrado. Teniendo en cuenta estos elementos es que deben analizarse las declaraciones de Macron, presidente francés, prometiendo el envío a Ucrania de tropas de su país, a la vez que solicitó que la OTAN sumara las suyas de forma oficial con el fin de impedir que Rusia gane la guerra. De llevarse a cabo semejante acción, el conflicto podría derivar nada menos que en una guerra nuclear con consecuencias desastrosas para millones y millones de personas.

Siempre sostuvimos y seguiremos sosteniendo que, en su idealismo, la burguesía imperialista cree que con una nueva guerra y un nuevo reparto del mundo podrá sortear la crisis de superproducción de su propio sistema. Sin embargo, ninguna guerra podrá sacarla de su inexorable y permanente caída. Su desesperación por el control de los mercados y el mundo nos pone ante el máximo peligro para la supervivencia de la humanidad. Por eso, hoy, más que nunca, es necesario decir: NO A LA GUERRA IMPERIALISTA.

En Medio Oriente también se puede apreciar una apuesta cada vez mayor de Occidente por aumentar las tensiones a través de más y más agresiones, concretamente, a través de Israel, histórico alfil del

imperialismo en la región. Además de la masacre que lleva a cabo el sionismo contra la población palestina en Gaza, se suman los recientes bombardeos a la embajada iraní en Damasco, capital siria, cuyo saldo de dos generales de Guardia Revolucionaria y cinco altos oficiales asesinados demuestran que el gobierno israelí, encabezado por el fascista Netanyahu, solamente entiende el lenguaje de la violencia.

Los sionistas y sus socios occidentales en su juego de redoblar las agresiones no contemplan que no sólo existe la posibilidad de una dura respuesta por parte del gobierno persa -como ya ha advertido-, sino que con sus políticas terroristas están empujando con cada vez más fuerza a la unidad del mundo árabe. La alianza entre el Hezbolá libanés, los sirios, los iraquíes, los yemeníes, coordinada por Irán, es cada vez más fuerte y cuenta, además, con el apoyo ruso y chino.

Al cierre de este periódico se ha escalado el enfrentamiento de Irán con Israel como consecuencia del bombardeo sionista a la embajada iraní en Damasco, Siria, que causara la muerte del general de brigada Mohamed Reza Zahedi, uno de los comandantes de más alto rango de la Guardia Revolucionaria y seis personas más. La evolución de estos acontecimientos se verá con el paso de las horas y los días. Israel, en su CLARA PROVOCACIÓN a Irán, espera una respuesta desproporcionada de los iraníes para lograr que Estados Unidos se vea obligado a intervenir en su auxilio enfrentando a los persas. Netanyahu y sus secuaces sionistas, para ocultar la visible derrota de su cruzada genocida contra los palestinos, necesitan, por un lado, una cortina de humo que diluya el hecho de que en siete meses de bombardeos indiscriminados contra civiles en Gaza es un rotundo fracaso estratégico y, por el otro, el involucramiento de los yanquis para incendiar prácticamente todo Medio Oriente. Sin embargo, existen varios impedimentos para el logro de semejante objetivo: a) a Estados Unidos no sólo no le interesa un nuevo frente de guerra abierto en vísperas de elecciones fundamentalmente cuando hasta ahora y según todas las encuestas, el ganador es el republicano Trump; b) tampoco le conviene materialmente a los demócratas: si Irán escala las agresiones y cierra el Estrecho de Ormuz, paso de navegación obligado de los buques petroleros, subiría el precio del crudo, algo que tampoco les conviene a los demócratas en el frente interno preelectoral; c) Estados Unidos, a su vez, sabe perfectamente que Irán no está sola, sino que cuenta con poderosos aliados como China y Rusia; d) Irán, por su parte, tampoco quiere una guerra declarada con Israel, mucho menos cuando cuenta con sus proxis: Hezbollah y las milicias yemeníes que ya están interviniendo contra los sionistas.

A pesar de lo expuesto, si Irán le diera una respuesta a Israel, estaría legal e internacionalmente encuadrado en lo previsto por el artículo 51 de la carta de la ONU que contempla que: “Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales”. Las embajadas, estén en el país que estén, son territorio del país que representan. La escandalosa violación sionista a los preceptos internacionales, cuando atacó la embajada persa, abrió la posibilidad de que Irán hasta pueda declararle la guerra por el acto aberrante cometido. La no intervención de la ONU como correspondía, les dejó a los iraníes las manos libres para una respuesta armada.

Respecto de este enfrentamiento, como hacemos siempre, recomendamos NO CREER NADA de los medios de la burguesía que azuzan una tercera guerra mundial para salvar el unipolarismo de occidente y su hegemonía: Estados Unidos. Habrá que ser pacientes, recurrir a medios alternativos y sacar conclusiones lejos de la influencia de los medios propagandísticos del imperialismo.

Sin embargo, a pesar de los bombardeos genocidas en Gaza, el ejército israelí sigue sufriendo duros golpes de manos de la resistencia palestina y Hamás, más allá de la indiscriminada matanza de civiles que, por estos días, asciende a más de 30.000 personas, entre las que se cuentan miles de mujeres y niños. Por ello no sorprenden ni el empleo del terrorismo por parte del sionismo ni las palabras de antiguos altos mandos militares israelíes, como las del ex general Yitzhak Brick quien dijo, hace pocos días, que “este es el escándalo más grave desde la creación del ejército. Ya hemos perdido la guerra con HAMAS (Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina) y también estamos perdiendo a nuestros aliados en el mundo a un ritmo vertiginoso”. El militar retirado, además de acusar al gobierno israelí de mentir a su población, hizo hincapié en la pérdida del respaldo internacional, lo cual se ve reflejado en cientos de movilizaciones alrededor del mundo en solidaridad con Palestina que siguen sucediéndose ante el silencio cómplice de los grandes medios occidentales y de la ONU. El desgaste de la imagen de Netanyahu va en aumento, mientras también continúan las protestas dentro de su propio territorio en donde miles y miles piden su renuncia. Otro de los episodios que ha golpeado al gobierno sionista ha sido el asesinato de varios trabajadores de distintos países pertenecientes a una ONG que realizaba tareas de ayuda humanitaria en Gaza, consumado por las Fuerzas de Defensa de Israel. Como consecuencia de la masacre, Emiratos Árabes Unidos suspendió las relaciones diplomáticas con Israel, algo que debería preocupar al gobierno sionista.

Nuestro continente es también un escenario donde se reproduce la puja entre el decadente orden unipolar y el ascendente multipolarismo. Y, si hablamos de decadencia, necesariamente debemos mencionar a nuestro presidente, muy empeñado en demostrarle a los EEUU cuán lamebotas puede llegar a ser. Sus peleas con cualquier mandatario latinoamericano que demuestre un mínimo de defensa de la soberanía de su país, como sucedió con el presidente colombiano Petro y el presidente mexicano López Obrador, sumadas al reciente anuncio de la creación de una base naval en Tierra del Fuego en conjunto con la armada yanqui, son demostraciones de un evidente alineamiento con Washington, dejando atrás el proceso anterior de acercamiento con los BRICS. De todas formas, siempre la última palabra la tienen los pueblos. Veremos si los argentinos estamos dispuestos a seguir soportando a un gobierno que, además de ajustar a los trabajadores y a los sectores populares como

pocas veces se vio en la historia, está demostrando que no tiene ningún interés en seguir otro camino que no sea el marcado por imperialismo norteamericano en decadencia.

Otro episodio bochornoso lo constituyó la reciente invasión de la embajada mexicana en Ecuador por parte de su policía. El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, también alineado con los EEUU, ordenó la violación del consulado con el fin de detener al ex vicepresidente Jorge Glas, algo que ni las dictaduras más sangrientas de nuestro continente se atrevieron a hacer en el pasado. El hecho de que se produzcan y fomenten esta clase de tensiones entre los distintos países latinoamericanos tiene solo como beneficiario al imperialismo que, históricamente, buscó romper cualquier tipo de lazo o unidad en nuestra región. Podemos inferir que los EEUU quieren recuperar su hegemonía perdida en la región en manos de Rusia y China. Tienen en la mira los recursos naturales de su patio trasero como, por ejemplo, el litio de nuestro país. Fue la misma generala Richardson, jefa del Comando Sur norteamericano -quien visitara estos últimos días al presidente argentino-, la que, sin sonrojarse, hace pocos meses consideró como “propios” los recursos naturales de Argentina, Bolivia y Chile (agua, hidrocarburos, minerales raros, etc.). No podemos esperar del burro más que una patada... Tanto ayer como hoy, un acercamiento a los yanquis no significará otra cosa que el saqueo a nuestras riquezas y más endeudamiento a través de los organismos de crédito internacional, como el FMI y el Banco mundial.

El capitalismo no puede dar respuestas a las necesidades insatisfechas de la humanidad, empujada más y más a la miseria y al hambre. Los pobres somos más y cada vez más pobres, mientras que los ricos son cada vez menos y a la vez más ricos. Son momentos de grandes cambios, los trabajadores debemos ser conscientes de que bajo este sistema nuestro futuro es sombrío. Nuestro camino es seguir trabajando por la unidad de nuestra clase y de los sectores populares para enfrentar los atropellos de quienes nos explotan y oprimen. La construcción y el fortalecimiento del Partido Revolucionario son hoy más necesarios que nunca, pues el partido es la herramienta fundamental de los trabajadores para elevar el nivel de conciencia de las masas y darles una correcta dirección política hacia la toma del poder. Sólo bajo el socialismo podremos construir la sociedad que realmente nos merecemos.

FUERA DEL PODER, TODO ES ILUSIÓN

¡TRABAJADORES DEL MUNDO, UNÍOS!

Por Mario Roberto Salvatierra.

HOMENAJE

30 MIL RAZONES PARA LA UNIDAD DEL CAMPO POPULAR

Compañeras, compañeros del campo popular: hoy asistimos a la conmemoración del sangriento golpe cívico-militar iniciado el 24 de marzo de 1976 y que llevó adelante un elaborado plan de exterminio sobre toda nuestra clase por la osada rebeldía de obreros, trabajadores, estudiantes y dirigentes barriales y sociales que aspiraban a tomar el cielo por asalto, pero no por aventura, sino como resultado de la fortaleza ideológica y la lucha colectivas. Sabían perfectamente que, en la práctica, debían sacarse de encima la venenosa ideología del enemigo, pues su resultado sería la solidaridad y la búsqueda de la unidad del campo popular que llevaría al pueblo a derrotar a la burguesía por la única vía posible: la revolución socialista. Ésos y no otros fueron los aciertos que llevaron a la dictadura a buscar el disciplinamiento social, desorganizando y sometiendo a nuestro pueblo a las decisiones de la clase dominante local aliada a la burguesía imperialista yanqui. Por ello apelaron a la represión, el asesinato y el terror. Por ello, el genocidio de toda una generación de dirigentes y militantes.

El actual gobierno del partido militar, lame las botas del imperialismo en franca decadencia y de las grandes corporaciones, despliega ante nosotros uno de los mayores robos a la clase trabajadora, a los pobres, a los jubilados y a los excluidos de la ciudad y del campo. Vemos cómo día a día todos nuestros ingresos van a parar a las manos de la burguesía... No vamos a profundizar en números o estadísticas porque alcanza con ver nuestras alacenas o heladeras vacías: en el país de las vacas no podemos comer un pedazo de carne... Teniendo el potencial productivo para alimentar a toda nuestra población, en el mejor de los casos, nos encontramos salteando comidas... Somos nosotros los que no podemos pagar el transporte público, el alquiler o elegir entre comer o comprar un medicamento. Esta política de saqueo, expropiación y hambre generalizado de nuestra clase, sólo se puede mantener con represión, aunque también deben mentir, tergiversar la historia, manipular datos con el fin de minimizar lo actuado por los genocidas con el claro objetivo político de desarmar ideológicamente al pueblo, dejarlo sin referencias históricas, eliminar cualquier idea de resistencia y digna rebeldía y adormecer el odio de clase que despiertan. Ellos saben que la llave, la salida a todas nuestras penurias están en el ejemplo de lucha, organización, unidad y fortaleza ideológica de nuestros 30 mil. Cualquier similitud con la dictadura genocida NO ES PURA COINCIDENCIA.

Debemos estar alertas, cuidarnos espalda con espalda porque a la hora de explotarnos, someternos o reprimirnos no preguntan ni preguntarán a qué organización pertenecemos: para este gobierno fascista, los obreros, los trabajadores, los jubilados, los desocupados, los estudiantes, los pobres y excluidos somos, simplemente, SU “enemigo”.

Ante este cuadro, tenemos una tarea impostergable, de la cual nuestros detenidos– desaparecidos dieron grandes ejemplos: llevar adelante la unidad del campo popular EN LA PRÁCTICA. Eso es lo único que nos tiene que desvelar. Debemos hacer todo a nuestro alcance para encontrar los puntos que nos unen y relacionarnos con nuestros pares de clase con humildad, generosidad y solidaridad, única manera de honrar la entrega absoluta que forjaron los compañeros de los ’70.

Quienes no comprenden esto incurren en un grave error que nos llevará a una política errónea: la de atentar contra la unidad, generando divisionismos en el seno del pueblo que, por acción u omisión, favorecen al fascismo y su política criminal.

A 48 años del golpe y frente al gobierno fascista de Milei y Villarruel, que añoran los años de plomo e intentan lavarles la cara a las fuerzas represivas del estado, decimos que este pueblo ya decidió: NUNCA MÁS.

UNIDAD, ORGANIZACIÓN Y LUCHA

30 MIL COMPAÑEROS DETENIDOS

DESAPARECIDOS, ¡PRESENTES!

¡¡¡AHORA Y SIEMPRE!!!

Por: Rosa Vermelha