Partido Revolucionario de los Trabajadores
Por la Revolución Obrera, Latinoamericana y Socialista "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución" (Ernesto Guevara)

Imprime esta página - Tamaño de texto + / - Editorial - Agosto / Octubre 2008

EDITORIAL

La burguesía financiera nativa e internacional afincada en nuestra patria no tiene paz ni descanso: los temblores del sistema capitalista que se expresan en lo financiero, más precisamente en los índices bursátiles, las tienen a mal traer. Un día los índices suben, entonces cantan loas y aleluyas, respiran y traspiran triunfalismo; al otro, bajan mucho más de lo que subieron y se dejan ganar por el más espeso pesimismo.

La tendencia inexorable de los índices es hacia abajo. Van marcando el ominoso camino hacia la profundización de la crisis mundial. Esta tozuda realidad no entiende de “blindajes”, “coberturas”, “colchones” y de cuántas mentiras y medias verdades le opone el idealismo burgués. La realidad horada y arrasa con todo. Planes y ensueños caen cual frágiles castillos de naipes.

Las burguesías financieras, nativa e internacional, antiestatales por principio, claman para que el estado les mantenga un dólar alto, sobrevaluado más aún de lo que está actualmente. Que sea el estado quien las proteja del inminente desplome... Siempre apelan al mismo y remanido argumento: mantener la competitividad en un mercado internacional que comienza a cerrarse, pero que, para ellos y para todos, significa nada más y nada menos que la mezquina y egoísta decisión de no resignar nada, absolutamente nada, de sus privilegios: ni un centavo de sus fabulosas ganancias.

Estos golpistas nos quieren presentar al Estado burgués -el Estado de ellos- como un enemigo y no como el fiel custodio de sus intereses, como es en realidad. De esta afirmación pueden dar fe el grupo Marsans, las petroleras y todas las empresas subsidiadas que se benefician con más o menos 24.000 millones de pesos en subsidios. Comunicaciones, ferrocarriles, transporte automotor, etcétera son sólo algunos de los beneficiarios. El riesgo empresarial no existe para los grandes capitales financieros. Sí existe para las pequeñas y medianas empresas que deben pagar precios exorbitantes por el crédito y están casi impedidas de evadir como evaden las grandes empresas. Deben hacer frente a impuestos confiscatorios para compensar la evasión de los grandes capitales de la ciudad y del campo.

Una de las formas que tiene la burguesía financiera para apoderarse de la plusvalía generada por la clase obrera explotada por la clase dominante incapaz de defender sus intereses -que, por el contrario, acude a súper explotar a sus obreros pagando salarios de hambre-, es extender las jornadas de trabajo hasta la extenuación, pagando de forma ilegal un alto porcentaje del salario, cuando no, la totalidad y perjudicando las jubilaciones de sus obreros, de todos los jubilados y de la caja provisional.

¿La descripta situación, es de conocimiento de la administración del Estado…? Sí, sin ninguna duda. El estado burgués poco y nada ha hecho ni hará para cambiarla: el cambio no está dentro de los intereses de la burguesía financiera... Por eso, el proyecto de movilidad de las jubilaciones es una amarga burla para quienes han trabajado y aportado para tener una vejez digna y sin sobresaltos. Las discusiones en el senado son una trágica burla. ¿Los radicales defendiendo a los jubilados…? Es una broma cruel. Ellos fueron y son los cómplices y ejecutores de todos los ataques a los intereses del proletariado en general y de la clase obrera en particular. Seguro que van a negociar algunos cargos, tal como hacen siempre. Si la Señora Presidenta tiene intención de resolver la movilidad debe apelar a un camino simple y concreto: reinstalar el 82% móvil y no acudir a tan engañosas y mentirosas fórmulas que nadie entiende, pero que esconden la falta de decisión política para resolver los problemas de los proletarios. Tratan de distraer el meollo de la cuestión con estadísticas y cálculos. He aquí la base material de la elección del fascista Moyano como Secretario General de la CGT.

El pago de la deuda al Club de París se inscribe en la política de engaños a la que nos tienen acostumbrados los gobiernos de la burguesía financiera. La decisión de pagar se debe analizar en el contexto financiero mundial. Ahí veremos que el gobierno nada tiene de progresista y favorable a los intereses de la Nación, mucho menos del proletariado argentino. La burguesía imperialista necesita, desesperadamente, fondos para cubrir la iliquidez de sus bancos al borde del derrumbe, comprometidos con la caída de la producción y la crisis hipotecaria. Cualquier monto viene bien y el gobierno lo sabe. La burguesía financiera nativa también. Si se derrumba la burguesía imperialista gobierno y burguesía nativa saben, perfectamente, que serán arrastrados por la corriente, por lo tanto, se le presenta como una NECESIDAD acudir al “rescate”. Así funciona La Santa Alianza de la burguesía. Seguramente que los bancos que conforman el Club de París pusieron como condición, para cancelar la deuda, que el Estado argentino incluya a los acreedores particulares, llamados “bonistas”. Lo que se discute es: a cuánto van a “rescatar” los bonos en manos de esos particulares. Sean cuales fueren los argumentos para pagar esa deuda que ya está cancelada muchísimas veces, los fondos son y serán los que se recorten a las jubilaciones, a los aumentos de salarios, al presupuesto de salud, educación, obras públicas y demás.

No hay ninguna decisión política para emprender un camino de desarrollo independiente. Los lazos de la burguesía financiera nativa están demostrando que son indisolubles y llevan el mismo destino que el de la burguesía imperialista: su destrucción. Pero, a pesar de eso, “ricos y famosos” -dueños de industrias, propietarios de campos, ejecutivos y profesionales exitosos y demás miembros de la alta burguesía, de la no tan alta, de la pequeña burguesía y del proletariado mejor pago con gran capacidad de ahorro-, que sacaron lo ahorrado fuera del país, habrán experimentado graves descomposturas al comprobar que el mundo no es para nada seguro… La seguridad que pretendían para sus bienes atesorados no existe. El Ministerio de Economía estima que esos “tesoros” suman unos 140.000 millones de dólares. La cifra es una mentira absoluta. Si un organismo oficial calcula esa cifra, hay que hacer una estimación dos o tres veces superior. Esta burguesía es la que nos refriega nuestra falta de “patriotismo” y “confunde” su ser con el de la Nación.

Una parte de ellos, “los piqueteros de la Sociedad Rural”, amagan con volver a las rutas. Este “amague” es intrascendente para el proletariado, lo que amenazan no vender es lo que no podrán vender en el mercado internacional, por eso exigen que se les bajen las retenciones y que aumenten la cotización del dólar hasta los 3,60 pesos. Si no ganan por un lado, ganan por otro... Pero nunca pierden. Si vuelven a desabastecer a las ciudades, habrá que exigir que el Estado garantice, de cualquier manera, el abastecimiento y que trate el delito como delito y a los delincuentes como delincuentes. Debemos desnudar el verdadero papel del Estado y sus funcionarios, desde la Presidenta para abajo. Basta de palos para el proletariado y guantes de seda para los ricos. Palos para todos o palos para nadie.

Los conflictos se acercan, más allá de nuestra voluntad. Los índices de la inflación que se emiten oficialmente son mentirosos, porque están relacionados con mantener otros índices: principalmente, dejar los salarios en un nivel muy bajo y evitar el recorte de la tasa de ganancia de la burguesía. La conciliación de clases a un nivel miserable -la alianza de clases de 1940- devino en alianza de cúpulas y aparatos corporativos que fue posible por la profunda derrota sufrida por el proletariado. Sin embargo, esta derrota se revierte lenta y sin prisa, al compás de la profundización de la crisis internacional que, necesariamente, va a tener efectos devastadores en los países periféricos. Por lo tanto, en el nuestro, los efectos serán inevitables. Por lo pronto ya se está discutiendo, en Tierra del Fuego, una Ley de Emergencia Laboral frente a la caída de la producción en hilanderías y textiles, más allá del vergonzoso enfrentamiento entre trabajadores de la CTA con camioneros, que van a ser una constante.

La clase obrera en particular y el proletariado en general deberán enfrentar, en muy poco tiempo, un proceso recesivo que pondrá en peligro las fuentes de trabajo de miles y miles de trabajadores. Combinada con la recesión, la espiral inflacionaria será una constante, razón por la cual las luchas serán inevitables y tendrán un alto componente de violencia. Veremos cuánto puede soportar el dique de contención que significa la corrupta y fascistoidea dirigencia sindical aliada con el gobierno.    

Ahí lo tenemos a Moyano y su corte de fascistsoides, preocupados por hacerle homenajes a uno de los personajes más oscuros y sucios del sindicalismo: José Ignacio Rucci, responsable de haber entregado delegados obreros honestos y leales a sus compañeros a las dictaduras de Onganía, Levingston y Lanusse; directo responsable de la Masacre de Ezeiza junto con Perón, López Rega, Osinde y otros. Como partido, nunca estuvimos de acuerdo con resolver problemas sindicales a través de las armas. Pero no podemos ni debemos permitir que se engañe al proletariado usando a este execrable personaje presentándolo como un leal dirigente de la clase obrera, cuando fue exactamente lo contrario: siempre vendió los intereses de los metalúrgicos en la seccional en la que era Secretario General y usó patotas de desclasados, fuerzas parapoliciales y policiales contra los que se oponían a sus designios propatronales. La clase obrera no perdió a un dirigente, sólo se fue un traidor. No perdió nada. Nada tiene que festejar ni tampoco nada tiene que llorar. No discutiremos con el peronismo burgués si es o no es un crimen de lesa humanidad. Para nosotros fue, es y será un ajuste de cuentas, uno más de los tantos, en las internas peronistas. Lo lamentamos por sus hijos y la ilusa visión que aún tienen de su padre. Y lamentamos por los hijos de las víctimas de José Rucci.

José Ignacio Rucci nunca habló de revolución, pero siempre trabajó para la contrarrevolución, tal como lo hacen la inmensa mayoría de los dirigentes sindicales que no representan a sus bases y sí representan los intereses de los patrones. No cuestionamos su calidad de padre, sino su papel como dirigente. Lamentamos las miles de vidas que ellos entregaron, primero a las Tres A, y luego a las dictaduras o a sus patotas de lúmpenes. Sus víctimas fueron mujeres y hombres honestos e íntegros y debemos encuadrarlas como víctimas de delitos de lesa humanidad, porque José Ignacio Rucci era parte de un órgano estatal con apariencia de independiente: la CGT. La burguesía financiera y su gobierno no han desistido, no desisten ni desistirán de revivir, una y otra vez, la teoría de los dos demonios... Reabrir las causas de Rucci, Larrabure, Ibarzábal, más las campañas televisivas de un canal fascistoide con periodistas de la misma calaña, tienden hacia el mismo objetivo: justificar la pasada, presente y futura represión e igualar la lucha de los revolucionarios con el accionar de la contrarrevolución.

Las pústulas sanguinolentas asoman día a día en la vida del capitalismo mundial y regional. Se destapan negociados que ya no soportan la oscuridad del secreto y afectan a las instituciones burguesas porque son quienes las cobijan. Ocupan horas y horas de las pantallas televisivas, obligando a los desprevenidos a mirar, escuchar sandeces y estupideces de los supuestos “prestigiosos analistas”. El “Triple crimen” gana, por lejos, en tiempo de duración en las pantallas. Ninguno de los “sesudos” analistas apunta hacia donde debe apuntar para averiguar sobre la necesaria participación de funcionarios públicos en el tráfico de drogas. Porque el tráfico debe ser autorizado y encubierto desde el gobierno… Es más fácil acusar a supuestos mexicanos y armar causas que no resisten el menor análisis.

Los amigos de Néstor Kirchner tienen las manos sucias, no sólo de sangre del proletariado, sino con bienes ajenos. El General Bendini tuvo que renunciar por haber robado, su sucesor no es mejor: el General Pozzi es partícipe necesario de las cinco mil muertes de Campo de Mayo. Lo hemos denunciado y lo seguiremos denunciando hasta crear las condiciones para que sea castigado tal como merece. El gobierno lo encubre con razones y argumentos formales y mentirosos, como encubre a los condenados o procesados que tienen obscenos privilegios que muestran claramente que hay una justicia de clase. Mientras encubre estas obscenidades y habla de respeto al derecho internacional, mantiene presos sin ningún sustento jurídico a seis dirigentes y militantes campesinos paraguayos y dos militantes chilenos, negando lo que es norma internacional: el asilo político. Hablar de independencia de poderes ante tamaña injusticia, explica por qué Aníbal Fernández ocupa el ministerio que ocupa. El objetivo es dejar que los juicios se demoren el mayor tiempo posible, que los jueces sigan pateando para adelante los procesos que involucran a sus cómplices en la masacre dictatorial.

En los momentos que vivimos, el peor camino que podemos elegir es el de la impaciencia y la desesperación. Impaciencia y desesperación que comienzan a asomar en algunos sectores... Debemos transitar el camino que las masas nos indican, teniendo presente que ellas están más avanzadas que las condiciones subjetivas -que no pueden unificarlas ni organizarlas-. Debemos avanzar con las masas. Esto no debe significar hacer seguidismo y confundirse de enemigo como aquéllos que siguieron a la Sociedad Rural porque arrastraron a un reducido sector de la pequeña burguesía. Acompañar a las masas significa organizar todo lo que sobresale o busca una salida más radical dentro de ellas.

El proletariado radicalizará sus luchas. Se van a presentar situaciones y fenómenos que harán que las masas avancen rápidamente en sus niveles de conciencia. Allí estaremos para aprender de ellas y cumplir con nuestro papel.

 

Carlos Ponce de León